⁃ Junto a un escritorio repleto de soldaduras, cables sueltos y piezas electrónicas, la pantalla de la computadora de Choi registra las condiciones del viento y la ubicación GPS de unos paquetes insólitos: enormes globos «inteligentes» que envía flotando a Corea del Norte.
Seúl.- En un modesto apartamento en el corazón de Seúl, Choi, un activista surcoreano identificado con un seudónimo por razones de seguridad, trabaja incansablemente entre soldaduras, cables sueltos y piezas electrónicas. En su pantalla de computadora, monitorea en tiempo real las condiciones del viento y la ubicación GPS de unos globos muy especiales: enormes globos “inteligentes” diseñados para cruzar la frontera y llegar a Corea del Norte. Estos globos, cargados con material propagandístico y dispositivos electrónicos, forman parte de una operación que ha exacerbado las ya tensas relaciones entre las dos Coreas.
Durante años, activistas y desertores norcoreanos en Corea del Sur han utilizado globos para enviar al Norte mensajes críticos con el régimen de Kim Jong Un, junto con memorias USB repletas de canciones de K-pop y programas de televisión surcoreanos, contenidos prohibidos en la aislada y empobrecida nación. Estos envíos buscan romper el aislamiento informativo impuesto por el gobierno norcoreano y ofrecer a los ciudadanos una visión del mundo exterior.
La sofisticación de estos globos ha aumentado recientemente. Equipados con tecnología GPS, estos dispositivos permiten a los activistas dirigirlos con mayor precisión a áreas específicas dentro de Corea del Norte, aumentando la probabilidad de que los contenidos lleguen a manos de los ciudadanos norcoreanos. Este incremento en la eficacia de los envíos ha provocado una fuerte reacción del régimen de Kim Jong Un. Desde mayo, las autoridades norcoreanas han respondido enviando más de 1.000 globos cargados de basura, desechos y gusanos hacia el Sur, intensificando las tensiones en la península.
Kim Yo Jong, la poderosa hermana del líder norcoreano, ha advertido públicamente que estas acciones podrían desencadenar «problemas» mayores, evidenciando la creciente preocupación del régimen por la influencia de estos globos “inteligentes”. Mientras tanto, Choi y sus compañeros activistas continúan con su labor, convencidos de que sus esfuerzos pueden marcar una diferencia en la vida de los norcoreanos y, eventualmente, contribuir a la apertura de uno de los regímenes más cerrados del mundo.