⁃ Desde 1974, la isla mediterránea de Chipre permanece dividida en dos, con una historia de tensiones políticas y culturales entre las comunidades griega y turca.
Atenas.- En el corazón del Mediterráneo, la isla de Chipre ha sido un punto de conflicto entre Grecia y Turquía durante los últimos 50 años. Esta disputa territorial y étnica ha dejado una profunda marca en la historia y la vida diaria de los habitantes de la isla. La división de Chipre en 1974, tras una serie de eventos políticos y militares, sigue siendo una herida abierta en las relaciones entre ambas naciones.
La crisis comenzó en 1974, cuando un golpe de estado respaldado por la junta militar griega buscó la unión de Chipre con Grecia. En respuesta, Turquía invadió el norte de la isla, alegando la necesidad de proteger a la minoría turcochipriota. Este enfrentamiento resultó en la ocupación del 37% del territorio chipriota por parte de Turquía, lo que llevó a la creación de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, reconocida únicamente por Turquía.
Desde entonces, la isla ha estado dividida por una zona desmilitarizada conocida como la «Línea Verde», patrullada por fuerzas de paz de las Naciones Unidas. Al sur de esta línea, el gobierno de la República de Chipre, mayoritariamente grecochipriota, es el único reconocido internacionalmente y forma parte de la Unión Europea desde 2004. Al norte, la República Turca del Norte de Chipre permanece aislada, dependiendo en gran medida del apoyo económico y político de Turquía.
A lo largo de los años, ha habido varios intentos de reunificación bajo los auspicios de la ONU, pero las conversaciones han fracasado repetidamente debido a desacuerdos sobre cuestiones clave como la propiedad de tierras, la seguridad y el poder político. La división de Chipre sigue siendo uno de los conflictos no resueltos más persistentes de Europa, con profundas implicaciones para la estabilidad regional y las relaciones internacionales en el Mediterráneo oriental.