⁃ La estrategia de manufactura y exportación china encuentra en México una vía indirecta hacia el mercado estadounidense.
Monterrey.- Los sillones reclinables y lujosos sofás de cuero que salen de la producción en línea de la fábrica de muebles Man Wah en Monterrey son 100% «Hecho en México». Sin embargo, tras bastidores, la influencia china es innegable. Expertos en comercio internacional señalan que China ha utilizado a México como un puente estratégico para ingresar sus productos al mercado estadounidense, aprovechando los tratados de libre comercio y las complejidades logísticas.
México, con su posición geográfica privilegiada y sus acuerdos comerciales con EE.UU., se ha convertido en un centro de manufactura y ensamblaje para empresas chinas que desean evitar los aranceles y restricciones impuestas por la administración estadounidense. Esta estrategia permite a China sortear las tensiones comerciales y mantener su competitividad en el mercado más grande del mundo.
Aunque las etiquetas de «Hecho en México» pueden sugerir una producción local, en muchos casos, los componentes y materiales provienen de China, lo que refleja una compleja red de interdependencia económica. Esta práctica ha generado debates sobre la transparencia en el etiquetado de productos y la necesidad de una regulación más estricta para proteger la industria nacional y garantizar una competencia justa en el mercado global.
A medida que la relación comercial entre China, México y Estados Unidos continúa evolucionando, surge la necesidad de una mayor vigilancia y colaboración entre los gobiernos y las empresas para asegurar un comercio justo y equitativo. Mientras tanto, para los consumidores, entender la verdadera procedencia de los productos se vuelve cada vez más crucial en un mundo interconectado y globalizado.