⁃ Un hallazgo crucial arroja luz sobre el enigmático depredador del período Cretácico, conocido por sus dientes inusuales.
Monterrey.- Un reciente descubrimiento paleontológico ha arrojado luz sobre uno de los misterios más perdurables de la era de los dinosaurios. El fósil de un antiguo tiburón, que data del período Cretácico, ha sido desenterrado, proporcionando a los científicos una visión más clara del aspecto y la biología de esta especie prehistórica. Este tiburón, conocido por sus hileras de dientes grandes y redondeados, ha desconcertado a los investigadores desde su primer hallazgo en el siglo XVIII.
Durante el Cretácico, este género de tiburones navegaba por los mares con una característica única: dientes no diseñados para cortar a sus presas, sino para triturar criaturas con caparazón. Esta adaptación dental sugería una dieta especializada, pero hasta ahora, los paleontólogos solo podían especular sobre la apariencia y otras características del depredador. El nuevo fósil, encontrado en excelente estado de conservación, ha permitido a los científicos reconstruir por primera vez la fisonomía completa de este intrigante tiburón.
El análisis del fósil ha revelado que el tiburón medía aproximadamente cuatro metros de longitud, con un cuerpo robusto y poderosas mandíbulas capaces de ejercer una fuerza de mordida considerable. Estas características confirman que el tiburón estaba perfectamente adaptado para cazar y triturar moluscos y otros animales con conchas duras, proporcionando una ventaja evolutiva en su entorno marino.
Este hallazgo no solo resuelve el misterio de siglos sobre el aspecto del tiburón, sino que también ofrece una valiosa visión sobre la diversidad y especialización de los depredadores marinos del Cretácico. Los paleontólogos esperan que este descubrimiento inspire nuevas investigaciones y exploraciones, abriendo la puerta a más descubrimientos que amplíen nuestro conocimiento sobre la vida prehistórica en los océanos.
