– De ícono turístico de lujo a testigo silencioso de un conflicto, Varosha comienza a reabrir sus puertas en un intento por revivir su esplendor.
Varosha.- Varosha, un suburbio costero de la ciudad de Famagusta en el noreste de Chipre, fue alguna vez el epicentro de lujo y glamour en la década de 1960 y principios de los años 70. Con sus hoteles de cinco estrellas, vibrantes discotecas y su extensa playa de arena dorada bañada por el Mediterráneo, atraía a figuras de renombre mundial como Elizabeth Taylor, Brigitte Bardot y Richard Burton. Pero tras la división de Chipre en 1974, cuando las tropas turcas invadieron la zona norte de la isla, Varosha quedó clausurada y abandonada, convirtiéndose en un desolado símbolo de un conflicto sin resolver.
Durante más de 45 años, la otrora lujosa ciudad turística permaneció bloqueada, envuelta en el polvo del tiempo y protegida por militares, que restringían cualquier acceso. Varosha se convirtió en una “ciudad fantasma”, con sus edificios deteriorándose bajo el implacable sol del Mediterráneo, un testimonio mudo de lo que alguna vez fue un lugar lleno de vida y sofisticación.
En años recientes, sin embargo, Varosha ha vuelto a captar la atención del mundo con su reapertura parcial al público. En 2020, el gobierno turco-chipriota permitió el ingreso a algunas áreas, lo cual ha generado tanto entusiasmo como controversia. Muchos turistas y habitantes locales sienten curiosidad por explorar las calles desiertas y las edificaciones que quedaron congeladas en el tiempo, mientras que expertos en patrimonio y organismos internacionales expresan su preocupación sobre el impacto de esta apertura en las negociaciones de paz entre las comunidades turco-chipriotas y greco-chipriotas.
El futuro de Varosha sigue siendo incierto. Mientras algunos ven la reapertura como una oportunidad de revitalizar la economía y atraer visitantes al noreste de Chipre, otros temen que esto perpetúe la división de la isla y obstaculice un acuerdo político que podría reconciliar a ambas comunidades.